jueves, 19 de agosto de 2010

 huaman darío morales
(Nació en Buenos Aires en enero de 1983 y fue ejecutado en San Salvador de Jujuy en marzo de 2003)


* huaman=halcón, en lengua quechua.


INTRODUCCION


Con el golpe de estado del 24 de marzo de 1976, se inicia en nuestro país el terrorismo de Estado institucionalizado, que deja una secuela de 30.000 detenidos-desaparecidos, miles y miles de ejecuciones, torturas, violaciones, presos, exiliados, bebés nacidos en cautiverios y niños apropiados que fueron repartidos como souvenires y un aparato de impunidad sostenido primero por las Fuerzas Armadas y el Poder Judicial cómplice, mientras se destruía económicamente a la Argentina y sumando una deuda externa que ha producido al país en ultra-dependiente, sin industrias, desocupación y hambre, marginando a millones de argentinos de las mínimas posibilidades de sobrevivencia y futuro dignos.


IMPUNIDAD DEL PASADO TRAGEDIA PARA EL FUTURO


Esa historia se iniciaba 27 años antes y los gobiernos sucesivos iban legalizando la impunidad con las leyes de Punto Final y Obediencia Debida (Raúl Alfonsín) e Indulto (Carlos Menem) y sin democratización judicial, también con el fracasado experimento de la Alianza (De La Rua). Recién en el 2003, se inicia una etapa de justicia, ubicando la violación de los derechos humanos como política de Estado, derogando las leyes de impunidad y el inicio de los juicios a los responsables de los crímenes. Pero, culturalmente la justicia, las instituciones y la sociedad han incorporado la impunidad como forma de vida, haciendo posible la continuidad de esa impunidad en la vida social en todos los temas y formas, una especie de acostumbramiento o vicios que cuestan erradicar. Así, esos monstruos asesinos del pasado y su ejemplo siguen en el tejido social y un  día bajo cualquier circunstancia, surgen y matan
Así pasó, en ese año bisagra de recuperación de la democracia y la política, del resurgimiento de las ideas, esperanzas y militancia por una sociedad más justa, por una economía nacional al servicio de los sectores populares, con la renovación de la Corte Suprema pero no de los jueces ni de la justicia. Y esa impunidad del Poder Judicial de Jujuy deja libre a un agresor asesino, que obviamente, hace lo que sabe hacer: matar.  Un juez, una fiscal y una psiquiatra evaluan que el asesino no es un peligro para la sociedad y luego de una breve detención lo liberan, por una vida que apagó por otra agresión de dos años antes y que a pocos meses del nuevo hecho, se convertía en homicidio. Si lo hubieran detenido como la policía de la provincia le reclamaba al juez, Huaman estaría vivo.
Huaman Darío Morales, con veinte años recién cumplidos, fue ejecutado sin posibilidad de defensa alguna, a sangre fría, habiendo sido golpeado previamente y al estar tirado desmayado, le aprieta contra el pecho el caño de una escopeta, con la tranquilidad y tomándose el tiempo, le produce un disparo y apaga su vida. 
Fue un sábado de fin de semana largo por carnaval, a la madrugada. Se queda en el lugar, come un asado, espera tranquilo que llegue su madre y hermana para seguro, terminar la tarea, pero decide fugarse y planear una estrategia defensiva, a Huaman Darío lo encuentran el martes 5 de marzo y a la semana es detenido.
Tantos rastros y mentiras, le dieron una condena de 22 años el 22 de diciembre de 2005, justo el año en que hubiera tenido 22 años de edad. Eso le pasó al asesino material.
El juez sigue ejerciendo como tal, la fiscal hace carrera y la psiquiatra sigue "tratando" para el poder judicial. Son los responsables del Estado de la pérdida de su vida.